Palomas fueron pioneras de la fotografía aérea
Fué Julius Neubronner (1852-1932), un farmacéutico alemán de un pueblo no lejos de Frankfurt que solía usar palomas mensajeras para recibir recetas de un sanatorio cercano, quien exploró por primera vez un campo desconocido. Las aves no solo iban a buscar las prescripciones: Neubronner las volvía a enviar con hasta 75 gramos de medicación para los pacientes.
Aunque era el método más rápido en 1903 para que la pequeña mercancía llegara con urgencia, a veces la profesionalidad de las palomas dejaba que desear. Se despistaban por la niebla y perdían la orientación, en algunas ocasiones desaparecían y llegaban cuatro semanas más tarde sospechosamente bien alimentadas.
El farmacéutico, aficionado desde la adolescencia a la fotografía, decidió crear un método para investigar en qué se entretenían sus mensajeras: adjuntarles una pequeña cámara que ilustrara sus recorridos.
El farmacéutico, aficionado desde la adolescencia a la fotografía, decidió crear un método para investigar en qué se entretenían sus mensajeras: adjuntarles una pequeña cámara que ilustrara sus recorridos.
Neubronner se convirtió en 1907, por casualidad, en un pionero de la fotografía aérea. En un arnés reforzado con aluminio, la paloma llevaba una cámara mínima, hecha de madera, que pesaba de 30 a 75 gramos y que contaba con un sistema neumático para que el disparador se activara solo. La máquina tenía dos lentes que captaban sendas imágenes de modo simultáneo.
El animal, al principio reticente y deseoso de llegar a su destino para despojarse de la carga, aprendía con rapidez a transportarla sin problema. Un año después, el farmacéutico patentó el invento y ganó reconocimiento internacional exhibiendo en las exposiciones internacionales de Dresde, Frankfurt y París las imágenes que tomaban sus aves, vendiéndolas como postales y mostrando a las palomas, aterrizando tras dar una vuelta, armadas con sus cámaras caseras.
Cuando Alemania se armaba pocos años antes de la I Guerra Mundial, el ejército se interesó por el sistema de Neubronner como posible técnica de espionaje, pero por suerte, el rápido desarrollo de la aviación hizo que la idea no pasara de la fase experimental y las palomas pudieron seguir dedicándose al arte por el arte.