Generalmente echamos en falta al incorporar un nuevo palomo en la colonia información fidedigna que nos permita conocer, con cierta garantía, su ascendencia para así valorar el resultado a obtener con la progenie.
Habitualmente muy pocos criadores facilitan datos suficientes para asegurar un logro aceptable. El resto hay que fiarlo a la intuición, el azar y la buena fe.
Índice de contenidos
La casta
A veces nos referimos a tal o cual línea, entendiendo por ello que hablamos de una «casta» o «encaste«.
Un encaste se aprecia cuando visitamos cualquier palomar y comprobamos in situ su homogeneidad tanto morfológica como genotípica constatando que no existen disparidades entre los componentes.
Este detalle garantiza el encontrarnos ante tipos mejorantes de la casta, pues vemos en toda la cadena genealógica características,
llamémosle buenas, perpetuadas de padres a hijos que pudieran complementar o mejorar los ejemplares de la nuestra. Eso es lo que se entiende por encaste.
Aves así son las únicas que les perfeccionaran en las cualidades deseadas.
En consecuencia seremos muy cautelosos en la elección de los progenitores para reproducción pues las consecuencias de una mala selección pueden ser nefastas, acaso irreparables a largo plazo.
La primera pregunta que surge es: ¿Cómo se forja una colonia de Palomas Buchonas Españolas?
Tendremos presente que el encaste no es producto obtenido al azar, ni por efecto de la Divina Providencia.
No, en realidad consiste en un enrevesado trabajo con vistas a medio y largo plazo, jamás con efecto inmediato.
Por poseer un tipo determinado de palomas que conserven en la descendencia residuos benéficos durante dos o tres generaciones consecutivas, no podemos hablar de encaste. No, ni mucho menos, quizá con suerte nos encontremos en los brochazos iniciales.
La estirpe la engloban conceptos, matices, detalles que abarcan desde el arrullo al carácter. Amplísimo abanico nutrido a su vez con infinidad de terminaciones como calidad de capa, forma, condición en vuelo, densidad del iris y estructura de la cabeza, párpados en su
textura y colorido, descamación, elegancia, movilidad, seducción y arrastre en piquera, marcada insistente en suelta, acometida constante, etc.
Aspectos que, huelga decirlo, hemos de llevar al mismo tiempo y vez sin descuidar ni por asomo el más mínimo de ellos.
Primeros pasos del criador en la selección
Se elaborará un esquema estructurado donde descomponer en distintas partes el conjunto del todo, manteniendo como primera providencia el hecho de que no se limita a un único aspecto seleccionado; muy al contrario, son múltiples, tanto genotípicos como fenotípicos en cuya mejora y fijación avanzaremos a igual tiempo.
En el caso de que se utilice de espejo y modelo los encastes que las distintas colonias de la camada brava llevan adelante, aprenderemos bastante sobre condición, cría y selección con las variables cromosómicas que se presentan al estar trabajando con aves y no con
mamíferos.
Mediante tal división la materia será mas entendible y asimilable, sin perder nunca de vista que forman un conjunto compuesto por dos grandes apartados, a saber:
- Genealogía (Caracteres psíquicos) En sus distintas variantes.
- Morfología (Tipo) Tanto parado como en vuelo.
El zureo o arrullo
Comenzaremos por un aspecto crucial: el zureo. Si nos detenemos a escuchar el zureo de varias palomas, aunque sean ejemplares de una misma colonia, comprobaremos que presentan al exponerlo melodías y tonalidades diferenciadas.
Unos tienen arrullo bronco de tono áspero a ratos chirriante, le hace resultar desagradable al oído. En otros por contra se presenta meloso, con notas aflautadas y sonido dulce, susurrante, parecido a una llamada seductora y envolvente.
No olvidemos que se trata de la voz en sus diferentes variables (seducción, llamada, afectuosidad o reproche a sus crías, alerta…)
Se ha podido comprobar que es muy importante tanto o mas que la capa de pluma en nuestras aves cazadoras.
El sonido seductor, casi mágico, de las aves encastadas resulta mas atrayente a la “presa” que aquel áspero, bronco y cortante generalmente presentado por palomos resultantes de encastes anacrónicos a la variedad que criaremos.
En estos casos el observador avezado puede perfectamente averiguar, con pequeño margen de error, si el ave en cuestión puede resultar complementaria a su colonia o no. Tengamos en cuenta que el zureo pertenece o forma parte de la genotipia y por tanto se trata de un carácter psíquico transmitido en su cadena reproductiva y en consecuencia no evitable.
Es el lenguaje verbal de las palomas, su principal forma de comunicarse junto a cierta expresión corporal: es la propia personalidad de la paloma.
¿Cómo proceder para fijar el zureo adecuado en una paloma buchona?
Mediante la selección de congéneres que lo presenten; pero no solo sean ellos los que zureen de esa forma sino que en su ascendencia existan individuos así, ofrecerá cierta garantía de fijación en la cadena reproductiva y con ello margen para su selección en la cría.
Por ello el arrullo ha de ser, en mi opinión, profundo, seductor, meloso, llamativo, continuo, aflautado.
En cierto sentido dulzón.
El tipo
En este segundo apartado trataremos otro aspecto esencial como seña identificativa: El tipo (lenguaje corporal) en sus dos variables:
- Tipo en suelo
- Tipoen vuelo.
TIPO EN SUELO
Sabemos que esta figura se incluye en el apartado morfológico y trata de su anatomía, garbo, estilo, movilidad de los miembros caminando, pose parado, etc.
Establecemos diferencias y comparaciones entre unas u otras en función de la tipología.
Si la capa es el vestido, la hechura es el andamio, por el que algunas variedades de razas buchonas son seleccionadas prioritariamente hasta el extremo de resultar determinante.
Es un concepto muy amplio compuesto por un universo de esbozos como forma de arrullo, me estoy refiriendo a la triangulación y grado de verticalidad, relación/proporción entre altura de patas y cuerpo, elegancia al andar, abroche de alas, engrifamiento de pluma, etc.
Constituye el patrón visual del encaste, capital para fijación pues es la seña de identidad y la primera impresión que expondrán nuestros animales.
Contemplar un pájaro y averiguar su origen, ganadería por este. Por tanto se cuidará con mimo hasta convertirlo en el “retrato” del palomar.
Dentro de tipo en suelo se incluye cabeza y conjunto, con los matices de ojo, ribete, pico… que lo conforman.
Cuello, gorguera, forma, colocación y estado de pluma, despliegue de zureo… Semejando tantos encastes bravos, donde averiguamos la procedencia con escaso margen de error solo con observar testuz, cornamenta, cuerpo, etc.
Ha de existir interrelación cromática entre las zonas quitinosas de nuestras aves con piel y capa, color para forjar la estirpe.
Pero, ¿Cuál es la fisonomía en parada de la paloma buchona autóctona?
Si partimos de la base de que el tronco genérico en las actuales variedades de buchonas españolas es único:
una línea extinta por sí. Perpetuada a su vez en linajes posteriores, con semejanzas morfológicas y modificaciones zonales, podemos concluir que el tipo en suelo es común a diversas actuales y por tanto casi todas ellas presentaran un aspecto anatómico semejante, principalmente entre las carunculadas. Pero, ¿Cómo es?
A veces la flauta suena obteniendo un producto muy compensado, en general sin garantía genética pues su variabilidad suele ser brutal. Por ello cuando se obtiene un espécimen transmisor nos afanamos por esparcir su semilla.
El talle de la paloma de casta posada es altivo, desafiante, retador. A veces chulesco. Ojos vivaces y alegres, algunos ejemplares tienen
mirada felina, cara seria irradiando respeto. Valiente jamás dará la espalda; dueña de la situación seduce sin ser acosadora imponiendo formas, controlando el escenario en su conjunto sin ocupar el terreno de la pieza.
Triangulado de cuerpo con vértice en timoneras mantiene en cualquier instante dicha triangulación, principalmente en zureo, sin descomposición de pluma en todo su recorrido.
Enmorrillado en la parte posterior de la cabeza, no confundirlo con el embridado, algo por desgracia habitual en estos días, camina ligero, alegre, con elegancia y movilidad. Astuto, sagaz y cerrado en reposo.
Instalado en su atalaya se muestra tranquilo, sereno aunque pendiente de la situación. El cuerpo descendiente en cola que nunca llegará al suelo ni rebasar muslo en arrullo. Alas poderosas recogidas sobre la espalda cubriendo albardilla e integrándose en el conjunto.
Las remeras a ras del timón sin sobrepasarlo ni quedar cortas descansando sobre la glándula uropigea.
Frente ancha. Roseta espaciosa, triangulada abriéndose hacia rostro y boquera sin encapuchar pico para que respire con facilidad. Este con igual pigmentación a uñas y escamas.
Son aves de poca carne y mucha pluma. Esponjosa, suave, sedosa al tacto, elástica y dúctil; peso medio en equilibrio con su cuerpo, las hembras algo mas ligeras que los machos. Cortas y anchas, en reposo el buche le cubre codillos como un manto real.
TIPO EN VUELO
En este punto trataremos la morfología de nuestras aves en volada. Entiendo por vuelo el desarrollado durante el tiempo que permanece en el aire, con las variables y fenómenos atmosféricos que intervienen condicionándole de continuo. Por ese motivo la expresividad corporal en el cielo nunca será la misma, se podrá parecer e incluso habrá momentos donde la repita. Pero esas serán las menos ya que al ser ave cazadora dedica todas sus armas y recursos con ese fin a nuestro servicio.
Tendrá ella y tendremos nosotros que contar que no hay día igual a otro, a la vez deberá economizar el máximo de energía para cumplir sobrada su fin y no desgastarse sin objetivo.
Por tanto lo valoraremos en función de tales condicionamientos.
La paloma en el aire presenta figura aerodinámica, incisiva. A ratos semejará un cuchillo cortando el espacio, de otra manera sería arrastrada por las corrientes aéreas y no podría avanzar en persecución ni tendría la resistencia adecuada para tamaño esfuerzo.
En consecuencia se embeberá (abichará “escondiendo” el buche) hasta que el cuello, progresando hacia delante sea la punta de lanza que abre espacio al resto del cuerpo, el buche pegado casi desaparece.
Toda la estructura corporal será prolongación de cabeza y cuello hasta el final de la cola.
Los remos fuerzan una movilidad diferente en consonancia a las circunstancias del desplazamiento para situarse delante o a la altura de la volátil y pasar a la siguiente fase de su tipo en vuelo.
Dominador de la situación por recorte de la pieza una vez llevada a su espacio el ejemplar encastado, al sentirse vencedor, abanica la cola y remanga penachos corrigiendo en fracciones de segundo el remo (movimiento de las alas) en vuelo, suelta buche y alarga cuello en un gesto de elegancia y poderío.
En instantes esa figura acuchillada se transforma en similitud al velero mecido por las aguas. Hay momentos en los que se aguanta en el aire esperando, pendiente del objeto de diversión, sabe que por ahora ganó la partida aunque le quede lo mas difícil del juego.